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lunes, 29 de agosto de 2011

Los Affordances

Interactuando con un objeto sin necesidad de haberlo 
conocido con anterioridad. 
Charo Dávalos R.
En su teoría ecológica, Gibson une el mundo físico con el mundo psicológico principalmente a través del concepto de disponibilidades u ofertas (en inglés: affordances). De esta forma, el entorno adquiere significado para el organismo que viven en él. Las disponibilidades u ofertas se refieren a lo que cualquier superficie u objeto le ofrece al animal –si puede ser agarrado, comido, pisado, etc. El concepto de oferta en Gibson tiene sus antecedentes en la Psicología de la Gestalt. Koffka en sus principios de la gestalt. Sostiene que cada cosa dice lo que es.
  Los objetos nos dicen qué hacer con ellos, Sin embargo, el concepto de los gestaltistas no es exactamente análogo al de Gibson. Para los psicólogos de la Gestalt, el carácter de la demanda pertenece a lo fenoménico y lo conductual, no a objetos físicos o geográficos. En cambio Gibson mantiene que la oferta es una invariante que esta siempre presente.

Independientemente del valor epistemológico del concepto de oferta, la percepción nunca tiene que ver con objetos que no tienen significado. Según Gibson, desde un inicio todos los objetos ecológicos tienen significado, no se añade el significado en un segundo momento. Las ofertas pueden ser positivas o negativas. Una escalera invita a bajar un precipicio invita  no bajar. La información sobre el carácter positivo o negativo de la oferta se acompaña siempre de información sobre el propio cuerpo, las piernas, los brazos, etc. No se puede percibir el entorno sin percibirse a uno mismo.
Definición de Affordance
Affordance es la cualidad de un objeto o ambiente que permite a un individuo realizar una acción. El término se utiliza en varios campos: psicología perceptual, cognitiva, diseño industrial, HCI (Human-Computer Interaction), inteligencia artificial, diseño de interacción (la disciplina que define el comportamiento de un producto, sistema o aplicación con los cuales un usuario interactúa).
Aunque no existe una traducción exacta (o generalmente aceptada) al castellano del significado de este concepto, algunos autores le han otorgado significados variados. Investigadores interpretan el significado del concepto como “permisividad”, “habilitación” y “oportunidades ambientales”, o “invitaciones al uso”. Se señala además que “la contracara de la affordance son las constraints: los objetos no solamente comunican su función sino que también nos dicen lo que no podemos hacer con ellos”.
En general, podemos decir que hay dos diferentes vías de definición del término. La definición original, introducida por el psicólogo James J. Gibson en su artículo “Teoría de Affordances” en 1977, describe todas las posibilidades de acción que son materialmente posibles. La segunda definición, una depuración de la anterior define el término como las posibilidades de acción que el usuario es consciente de poder realizar.
En 1988, Donald Norman utilizó el término Affordances en el contexto HCI para referirse a esas posibilidades de acción que son inmediatamente percibidas por el usuario. En su libro “The Design of Everyday Things” establece el concepto Affordances no solo dentro de las capacidades físicas del usuario, sino también en la capacidad de éste de nutrirse de experiencias pasadas, metas, planes, estimaciones comparando otro tipo de vivencias, etc.
Pongamos un ejemplo práctico. Según la primera definición, si una persona entra a una habitación en la que hay una pelota y un sillón, la persona podría lanzar el sillón y sentarse sobre la pelota porque es objetivamente posible. Pero según Norman, la Affordance entre objetos y persona que interactúa con ellos hace muy probable que el sujeto se siente en el sillón y lance la pelota. Esta persona acumula experiencias, como la forma de los objetos, textura, etc. La pelota tiene unas características perfectas para ser lanzada y nuestro sujeto lo ha visto hacer en otras ocasiones (televisión, campo de juego, experiencia vivida en la infancia). Con esta nueva visión, la fuerte dependencia en el físico del actor se distribuiría también en capacidades culturales como las creencias, valores, necesidades y experiencias anteriores. Como puede entreverse, la interpretación del vocablo affordance es muy variada.
El concepto de affordance requiere además de una combinación especial de  propiedades. Primeramente implica que los atributos físicos del objeto sean compatibles con   los del usuario; además, que la información de los atributos del objeto sea compatible con el  sistema perceptivo del usuario. Por último, que los atributos y las acciones que hacen  posibles sean perceptibles y relevantes al  usuario así como también compatibles con sus  características físicas particulares.
Gibson partía de que al estudiar la percepción visual de los animales en forma aislada a su ambiente y como este es percibido resultaba en un entendimiento erróneo.  Gibson afirmaba que la percepción del ambiente se realiza a nivel de medios, superficies y  sustancias, más bien que en el nivel de partículas y átomos. Por esta razón enumeraba tres características fundamentales de un affordance:
1)     Un affordance existe concerniente a la capacidad de acción de un actor particular.
2)     La existencia de un affordance es independiente de la capacidad para percibirla.
3)     Un affordance no cambia cuando las necesidades y las metas del actor cambian.
Para Gibson, la percepción no requiere de imágenes mentales, entre otras cosas por su realismo y convicción en la estructuración del medio externo. Sin embargo, las señalizaciones del teórico trascienden con mucho este nivel de realismo ingenuo. En primer lugar, afirma que los organismos tienen la propiedad de ser sensibles a esta estructura. Pero también admite que la percepción es una relación mutua y continua entre organismo y entorno. Para él, esto se debe a que las especies, por medio de la selección natural, desarrollan unos sistemas perceptivos adecuados para el entorno que habitan. Pero al mismo tiempo, cada individuo en particular tiene la posibilidad de perfeccionar sus sistemas perceptuales a partir de sus características fisiológicas singulares y la naturaleza de su entorno específico (incluyendo el cultural en caso de los humanos) y de su desarrollo personal.
De este modo, cada individuo posee habilidades filogenéticas y ontogenéticas que le permiten extraer la información pertinente de su entorno para lograr la supervivencia. En efecto, la pertinencia de determinados fenómenos que el individuo considera para su percepción está determinada por la importancia que éstos tienen para sus actividades básicas como resguardo, alimentación y reproducción. La interacción continua y dinámica entre entorno y organismo a través de la percepción, hace que el primero adquiera una dimensión significativa para el segundo en función del complejo de acciones que el individuo realiza sobre el medio.
En efecto, para Gibson objetos y eventos se relacionan con los organismos perceptuales por medio de cierta “información estructurada” que les posibilita realizar ciertos tipos de acción con ellos. A la información que un objeto ofrece perceptivamente sobre su posible uso al organismo perceptor, Gibson la llama “affordance”.
Las affordances son como las prestaciones que un objeto ofrece a un usuario y que éste es capaz de conocer en el momento mismo de la percepción. Cuando vemos un vaso sabemos que su affordance fundamental es la de contener líquidos y permitirnos beberlos. La de un zapato es la de proteger el pie cuando caminamos. Las Affordances se conforman y desarrollan a partir de esa historia de acoplamiento estructural entre los sujetos y los objetos. Por ejemplo, en ciertos contextos y situaciones, hay sujetos que son capaces destapar la chapa de una botella con una llave. Está habilidad desarrollada por ciertos individuos, forma parte de las affordances con que éstos perciben ese objeto (las llaves). En efecto, las prestaciones que alguien observa en un objeto pueden ser no pertinentes y hasta desconcertantes para otro.
En ocasiones necesitamos un instrumento que no tenemos a mano y recurrimos a sustitutos. Entonces empleamos un cuchillo como destornillador o un zapato como martillo. Las affordances se establecen de acuerdo a la tarea que necesitamos realizar y estos usos atípicos amplían las posibilidades perceptivas de los objetos. Pero nótese que éstas se circunscriben a acciones puntuales. Si necesitamos clavar un clavo y lo único que tenemos a mano son unos zapatos, no nos interesamos por su color, marca o el tipo de piel con el que están manufacturados. Elegiremos aquél que tenga un tacón adecuado y que nos permita manipularlo del modo que deseamos. Pero si lo que queremos es impresionar a alguien con nuestra elegancia, las affordances pertinentes del mismo objeto cambian. En este caso si que me importa el color, estilo, materiales, la marca, la combinación que hace con mi pantalón y hasta el precio. Lo curioso es que cuando estamos inmersos en una acción determinada, no vemos los mismos objetos a través de las affordances propias de otras acciones.
En efecto, las affordances se producen por las propias características del objeto y por las necesidades del individuo en acción (Gibson 1979, p. 127). Entre ambos se articula una negociación que culmina con la constitución de un campo significante con el cual el individuo significa y construye su entorno. 
Las affordances nos ayudan a determinar el modo en que organizamos y significamos el mundo. Nuestra acción semiótica sobre éste, está fuertemente determinada por las affordances. Quedan rastros de esta semiotización enactiva del mundo, en muchas actividades como los usos lingüísticos. Por ejemplo, si decimos “el florero esta sobre la mesa” y no “la mesa está bajo el florero” es en virtud de las affordances que hemos desarrollado para cada objeto a partir de las acciones que realizamos con ellos (Eco 1999, p.189).
Referencias:
Eco, U. ((1999). “Kant y el ornitorrinco”. Lumen: Barcelona.
Gibson, J.
(1966). The Senses Considered as Perceptual systems. Boston: Houghton-Mifflin.
(1979). The Ecological Aproach to Visual Perception. Boston: Houghton-Mifflin.
Lacruz, R. (2000). Traductor. “La teoría de las prestaciones. James Jerome Gibson”. Boston.


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